¿Cómo son los diferentes tipos de bombillas?

Desde que en el año 1879 Thomas Edison consiguiera una bombilla que permaneció encendida más de 48 horas (todo un hito en aquel momento), mucho han evolucionado estos elementos tan útiles como necesarios. Hoy, por suerte, existen más alternativas para elegir bombillas de las que disponían los congéneres del Señor Edison, con nuevas tecnologías más eficientes y respetuosas.

¿Cuáles son los tipos de bombillas más comunes?

  • Bombillas incandescentes

También conocidas como bombillas de tugsteno o “las de toda la vida”. La tecnología de estas bombillas se basa en el calentamiento del filamento que llevan en su interior cuando la electricidad pasa a través de él. La intensidad de la corriente al atravesar el filamento hace que este se ponga “al rojo vivo” consiguiendo emitir luz.

Su duración estimada es de unas 1.500 horas y su consumo es claramente mayor al del resto de alternativas. Esto se explica a raíz de que su funcionamiento es muy ineficiente, ya que tan solo son capaces de transformar en luz alrededor de un 10% de la energía que consume, el resto se disipa en forma de calor.

Este tipo de bombilla sigue teniendo hueco en el mercado debido a su bajo coste y a que ofrecen luz inmediata, ya que en comparación con el resto no aportan ninguna otra ventaja.

  • Tubos Fluorescentes y bombillas de bajo consumo

Unimos los tubos fluorescentes y las bombillas de bajo consumo en una misma categoría por la sencilla razón de que estas últimas son tubos fluorescentes con forma de bombilla.

En cuanto a su funcionamiento y sin entrar en especificaciones químicas, este tipo de bombillas contienen unos gases en su interior que debido al choque de los electrones contra ellos producen luz ultravioleta. Posteriormente, esta luz ultravioleta incide en la capa que recubre al tubo para pasar a ser la luz fluorescente que vemos y le da nombre.

Dependiendo del uso y las condiciones, una lámpara fluorescente puede tener una vida útil de más 10.000 horas. Y su consumo, a igualdad de flujo luminoso, es un 80% inferior que el de una bombilla incandescente.

Hay que tener en cuenta para este tipo de bombillas que su vida útil se resiente mucho si se encienden y apagan con mucha frecuencia, por lo que no es recomendable instalarlas en lugares de paso rápido como pasillos o baños. También es importante saber que, por su contenido, son residuos peligrosos y para desecharlas hay que hacerlo en lugares habilitados para ello (en España la mayoría de supermercados tienen puntos de recogida).

  • Lámparas halógenas

Las lámparas halógenas o dicroicas, también conocidas como “ojos de buey” son la evolución de las bombillas incandescentes. Se caracterizan por su gran potencia y porque, al igual que las incandescentes, aportan la luz de forma inmediata.

Suelen tener una duración media de unas 3.000 horas y es un tipo de lámpara muy utilizada en exteriores por su capacidad de iluminación.

  • Bombillas LED

Si nos olvidáramos de su precio (son la alternativa más cara), todo son ventajas. Tienen el consumo más reducido, no desprenden prácticamente calor (al contrario que las bombillas incandescentes, estas son muy eficientes), tienen una vida útil de más de 50.000 horas, no contienen elementos perjudiciales para le medio ambiente (como el tugsteno o mercurio de las lámparas fluorescentes) y alcanzan su rendimiento máximo en el mismo instante en que se encienden.

Y en cuanto al precio, es cierto que el desembolso inicial es el mayor, pero su eficiencia y bajo consumo hacen que se recupere lo invertido. ¡Ten en cuenta que pueden durar cerca de 50 años!

A pesar de que existen alternativas donde poder elegir, es cierto que las tecnologías más eficientes y respetuosas con el medio ambiente (y con nuestro bolsillo a medio-largo plazo), van ganado terreno entre los consumidores a la hora de elegir un tipo u otro de bombilla.

Las lámparas de bajo consumo y de tecnología LED son sin duda la elección más adecuada en la mayoría de los casos para ahorrar en tu factura de la luz.

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